martes, 18 de octubre de 2011

Una Fraternidad Misionera

 Francisco, profeta de la paz, soñador de una fraternidad universal, no encuentra a sus pasos ni muros ni fronteras, viene al mundo en 1182 en la pequeña ciudad Italiana de Asís. Un momento histórico  en el que las cruzadas definían claramente la posición oficial de la Iglesia y de la cristiandad frente a la civilización islámica.


Entre el comercio de su padre y las fiestas con los amigos, Francisco había llevado una infancia y juventud fácil y acomodada en la noble ciudad de Asís que pasaba en aquél momento por grandes transformaciones sociales y políticas.


En 1198, los nobles de Asís, refugiados en la fortaleza de la Roca, son asaltados por la nueva clase social de comerciantes burgueses. Francisco será testigo por primera vez de enfrentamientos y divisiones  violentas. La derrota del enfrentamiento entre nobles y burgueses de 1202 le hace experimentar enfermedad y cárcel. Pensar sobre su propia vida, sobre sus opciones de cara al futuro. En 1205, la fama de Gautiero de Briene y su vasallaje al papa contra el emperador Federico II para recuperar el reino de Sicilia hace correr nuevos rumores de guerra que reavivan los ideales caballerescos de los jóvenes de Asís, y entre ellos los de Francisco. La noche de acampada en Espoleto del ejército de Asís, hace que Francisco cambie de idea, ahora desea servir al Señor y no al siervo, armas y violencia no tendrán nunca más lugar en sus proyectos, Cristo lo había llevado del camino de las armas al camino del discipulado.


Francisco comienza ahora a ver las cosas de modo diferente, buscando la soledad a las afueras de la ciudad, se encontrará cara a cara consigo mismo, con Cristo crucificado y con los pobres que hasta el momento le habían pasado desapercibidos o incluso producido nauseas y escándalo como los leprosos. La fractura más seria se produjo cuando aquel joven que habías abandonado armas y fiestas deja comercio y dinero, se despoja de todo y se declara penitente ante el tribunal eclesiástico del obispo Guido de Asís. Con una opción de pobreza radical a imagen del mismo Cristo, comienza a verse rodeado de hermanos como predicador itinerante de la paz y el bien de Dios, reconstructor de la Iglesia que amenaza ruina, reconciliador de las relaciones rotas, amaestrador del lobo peligroso.


El aumento de la fraternidad amplia los horizontes de este primer grupo de hermanos, enviados al mundo entero a anunciar a los hombres la paz y el bien, y hacer conocer a todos que no hay omnipotente sino Dios. Francisco siente que su lugar está en el mundo entre los de cerca y los de lejos, entre fieles e infieles, entre amigos y enemigos. Enviados por el mundo en pequeños grupos los hermanos saldrán e 1217 y 1219 al encuentro de los hombres más allá de las propias Fronteras, Francisco atravesará la frontera que parecía más ardua, insalvable y peligrosa: la frontera del prejuicio y la enemistad, la frontera de la razón de cristiandad.


Fiel a la Iglesia que amaba como madre y maestra, Francisco escucha la llamada a la cruzada, a la defensa de los derechos de Dios contra el infiel enemigo. Fiel a su propia vocación responde de modo diverso al señalado convencido de que las cosas se pueden hacer de un modo bien diferente, con las armas del diálogo y el encuentro.
          
En 1219, Francisco se embarca en Ancona rumbo a la ciudad de Acre, un largo viaje por mar en el que Francisco deja atrás todo su bagaje cultural y social desnudándose nuevamente ante los cruzados, saliendo al encuentro del Sultán llevando sólo a Dios como equipaje, prudente como el lobo amansado en Gubio (Flor 21), sencillo como un cordero. 

Con el evangelio como cimiento y fundamento Francisco había enviado a los hermanos por el mundo. Evangelización y misión formarán parte irrenunciable de la vocación de Francisco y sus hermanos, vocación nutrida de una fuerte experiencia contemplativa y vivida en fraternidad que definen el núcleo de la evangelización franciscana[1].

Francisco ve a su Orden como una Fraternidad de peregrinos y forasteros (2R 6, 2), pacíficos y humildes (2R 3, 11), sin nada propio (2R 6, 1), que trabajan fiel y devotamente (2R, 5, 1), teniendo como forma de vida, el Evangelio, como claustro, el mundo. Los hermanos menores van a ser identificados desde los inicios como una fraternidad en camino, con la desapropiación más absoluta según la intuición original de Francisco que en su proceso de discernimiento se encuentra cara a cara con la palabra de Dios que siente que le envía a predicar el Evangelio sin nada propio (1 C 22).

Cuando Francisco recibe a Fray Bernardo para vivir la experiencia evangélica y lo lleva a la iglesia de San Nicolás  para pedir consejo a Dios[2] y, con el Evangelio entre las manos, encuentran tres textos llenos de fuerza para un proyecto evangélico en misión: una propuesta: “Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto tienes y dáselo  a los pobres[3];  una liberación: “No llevéis nada para el camino”[4], una invitación: “Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo”[5].

            Con el envío de los hermanos, la pequeña fraternidad de menores se convierte en misionera[6], con el anuncio de la paz y de la penitencia como núcleo central de la misión franciscana y la experiencia evangélica de fraternidad desde donde los hermanos son enviados a la misión como algo que debe ser cuidado con especial atención. En los documentos fundacionales de la orden de los Hermanos Menores nunca se habla de fraternidad conventual pero sí de fraternidad en misión, fraternidad en camino (1R 11). Abundan las referencias al perdón, la cercanía al hermano enfermo (1R 5), de cómo comportarse con la gente que se encuentra por el camino (1R 8), del estilo de vida del hermano menor cuando va por el mundo (1R 10-12), del modo de hacer misión (1R 16).

            Como los apóstoles enviados por Jesús, para Francisco, todos los hermanos son enviados como misioneros,  predicadores itinerantes anunciadores de la palabra, “todos los hermanos deben predicar con las obras” (1R 17, 3), y todos pueden y deben predicar delante a todos los hombres, con la exhortación del capítulo 22 de la primera regla (1R, 22, 2, 9), siempre que le plazca al Señor.

Allá por el año 1221, Francisco escribe la primera regla, como forma de vida de los Hermanos Menores. Reflexiona sobre su experiencia y la de del primer grupo de hermanos, sobre sus experiencias de misión y de encuentro con los hombres, sobre su modo de estar en el mundo y de relacionarse con amigos y enemigos, con fieles e infieles. Al redactar el capítulo 16 de la 1R, sobre el modo en el que los hermano han de ir por el mundo cuando son enviados entre otros creyentes, Francisco pone por delante su  experiencia personal de encuentro con el sultán en Damieta, así como la experiencia y el resultado final de aquel grupo de cinco hermanos martirizados en Marruecos, pero sobre todo refleja su toma de posición frente a la teología del momento en relación a los sarracenos y al Islam. El título que da Francisco al capítulo 16 de la Regla “De aquellos que van entre sarracenos y otros infieles” es de entrada revelador, transmitiendo su experiencia personal y aun modo concreto de acercarse al otro, estando entre y nunca contra. Francisco y sus hermanos habrían reflexionado largamente sobre una experiencia que se traduce ahora en un proyecto de vida concreto, es el fruto de la reflexión sobre una praxis misionera específica.

  Acercarnos a este texto de la 1R de San Francisco supone aproximarnos al pensamiento original de Francisco, a su modo de concebir la misión, su modo de relacionarse y de concebir el mundo, y su punto de vista sobre los métodos de la sociedad de su tiempo y la realidad de la Iglesia del momento.

La 1R es un programa de vida para los hermanos que van por el mundo imitando la vida itinerante del Señor (1R 9,5): los hermanos deben vivir sin nada propio, en castidad y obediencia (1R 1), la oración (1R 3), el oficio de lavar los pies (1R 4), la corrección fraterna (1R 5), el modo de servir y trabajar (1R 7), la minoridad (1R 9), la fraternidad (1R 9, 11), el ministerio de la  evangelización (1R 14, 16, 17); y en el capítulo 16, Francisco presenta un proyecto de vida para el encuentro con los musulmanes y los otros infieles, como podrían ser en aquél momento los tártaros tan temidos en aquél tiempo en toda Europa y en medio a los cuales la Familia Franciscana realizó un gran acción  misionera y reconciliadora.

En consonancia con el pensamiento de San Francisco, y tal y como lo recogen hermosamente las Constituciones Generales de la Orden de Hermanos Menores en su capítulo quinto, tratando el tema de la Evangelización y misión “para esto os envió Dios al mundo[7], vemos cómo: el origen de la misión ad gentes está en el Espíritu Santo que habita en cada uno de los creyentes como bautizados por el agua y el espíritu; todos los hermanos, en comunión fraterna, participan de la tarea evangelizadora de la Iglesia, la evangelización es fruto de la experiencia de fe y sólo en ella se fundamenta. Nadie es llamado para la misión por sí mismo, el envío es de la fraternidad, representada por el ministro, la evangelización se lleva a cabo desde todas y cada una de las actividades que desempeñan los hermanos.


[1] SCHALÜCK, Herman, Llenar la tierra con el Evangelio de Cristo,  Roma, Pentecostés 1996.
[2] Cfr. LM 3, 3.
[3] Mc 10, 21.
[4] Lc 9, 3a.
[5] Mt 16, 24.
[6] 1 C 29.
[7] Cfr. CtaO 9.

San Francisco y el Sultán

San Francisco y el sultán

El siguiente diálogo podría ser parte de una reflexión basada en la historia del encuentro de Francisco con el Sultán Malek-el Kamil en Diametta en el 1219. (Cf 1C 20:57, 2C 30, LM 9:5-9, LM 11:3).Otras fuentes incluyen los capítulos 16 y el capítulo 22.1-4 de la Regla no bulada. Esta última a veces está indicada como el Testamento de Francisco del 1219, escrito antes de su partida para el oriente. Este contiene la visión del amor incondicional de Francisco hacia todos- también hacia aquellos tenidos como “el enemigo”.


Sultán: -  Estoy sorprendido que tu haz logrado superar las líneas del frente para llegar hasta aquí, hombre santo.
Francisco:  - También yo estoy sorprendido de verlo, Señor Sultán, pensé que estaba listo a sufrir la suerte de los mártires.
 Sultán.: - Te aseguro que no era improbable.
Francisco: - ¡Y el martirio llega a un gran costo!
Sultán: - Por desgracia, ambos tenemos una larga tradición de mártires. He aprendido que el martirio nunca es una virtud en sí mismo.
Francesco:-  De hecho. Mis hermanos han estado buscando de convencer a ustedes y a vuestro pueblo por más de cinco años de ceder a la fe de Jesucristo. En Marruecos, hace más de 3 años algunos han pagado el precio.
Sultán:-  De aquello que he escuchado, eran terriblemente insistentes en la conversión de los marroquíes. Provocaron la sensibilidad de las personas que, al final han obtenido el martirio que buscaban. 
Francisco: - Es precisamente este punto. Los mártires raramente tienen el placer de tener una larga conversación con sus adversarios. Si hablaron entre si y aprendieron a respetarse mutuamente, el martirio sería tan arcaico como la construcción de las pirámides. 
Sultán: - Por lo tanto, ¿has venido a dialogar?
Francisco: - No veo otro modo de llegar a un entendimiento ¿ y tú?
Sultán: - Pero  aparte de intentar convertirnos el uno al otro a la verdadera fe, ¿qué cosa tenemos que decirnos?
Francesco:-  La  historia de su sabiduría le precede.  Estudió entre nosotros, es amigo de nuestro emperador, tiene sed de conocimiento y de verdad. Sé que tiene mucho que enseñarme
Sultán: - ¿Entonces no has venido a enseñar, sino a aprender?
Francesco: ¿Hay mejor  profesor  que aquel  que está dispuesto a aprender?
Sultán:-¡ Para ser un pequeño hombre, me parece que tienes cierta experiencia en el tema de la sabiduría!.
Francesco:-  No estoy seguro. Al venir aquí tenía miles de preguntas: ¿por qué los soldados han sido tan amables conmigo, por qué me han permitido atravesar todas las barreras, por qué todos se han detenido a orar a lo largo de nuestro trayecto, por qué tienen de los granos como una collar en sus manos, por qué se han inclinado delante de mí con reverencia, su fe me parece tan genuina…..?.
Sultán:
 - Si, si entendí, tienes un montón  de preguntas.
Francesco:
- Es esto lo que me ha traído hasta aquí, una persona sin preguntas es una persona que no tiene ojos para ver.
Sultán:- Por el contrario siempre he pensado, que ustedes los cristianos  piensan de tener todas las respuestas, aunque por supuesto, sé que es difícil mantener a raya el fanatismo hipócrita
Francesco:-  Yo diré que vuestra respuesta muestra signos de humildad, una virtud muy querida para mí. ¿Para qué construir respuestas simples a preguntas complicadas?
 Sultán: - Estamos luchando por lo tanto por defender nuestras tierras santas de la profanación.
 El problema es que ustedes creen que somos nosotros los que profanamos, si bien estamos aterrados ante la idea de que se puede recuperar el control y perpetuar la profanación. ¡Y la batalla continúa!, en teoría, con suficientes reservas de dinero y odio se podría continuar esta batalla, matando a un pagano tras otro- ¿pero quién es el pagano en realidad? - Hasta que ninguno permanezca a excepción de nosotros dos . A este punto, ¿de quién será la victoria?.
FrancIsco:- ¿Qué beneficios tiene el ganador?
Sultán:- Si gano, entonces estaré seguro de que Alá será alabado y que todas las personas lo adoraran solo a él.
Francisco:- Entonces, me parece que en este caso no deseas la paz, sino sólo la victoria.
 Sultán:- Y ¿cuál es la diferencia? Si se puede poner fin  este horrible fratricidio, por qué eso es lo que es, ¿lo sabes? Si podemos detener esta matanza sin sentido, tendremos finalmente la paz.
Francisco:- Pero Sultán señor, no es posible que en su  mente crea que la paz es una simple victoria, que una “Victoria” puede eliminar los conflictos, y sabe bien que llevará sólo el odio y  continuas tentativas de venganza, no la paz.  Usted sabe que no es no hay ni paz ni  victoria cuando una de las partes “gana”.
Sultán:- ¡Veo que tengo delante de mí a un enemigo más grande de cuanto me habría imaginado!
Francisco:- Tiene de frente solo un hermano contra el cual combates.
Sultán: - ¡ Si solo pudiéramos actuar en la conciencia de que todos proceden del mismo Creador! Si solo pudiéramos vernos el uno al otro a través de los ojos del Grande y del Santo.
Francisco:- Ahora tus palabras tienen sentido. Finalmente has dejado de hablar de victorias y has comenzado a hablar de la realidad. 
Sultán: ¿Realidad? La sangre que veo cada día es real ,corre de los hijos, de los esposos y de los hombres verdaderos. Aunque si sus pensamientos antes de la muerte eran de ira o de rabia o de justicia, puedo asegurar que no fueron estos sus últimos pensamientos. Mientras la vida se deslizaba fuera  deben preguntarse¿ “A qué precio”?  La realidad es una palabra prohibida en el campo de batalla. Si hubiéramos tenido cuenta de la realidad, no nos habríamos encontrado jamás den estas trincheras infernales pero todo sería dirigido hacia casa, de aquellos que amamos y queremos preservar de cada mal y de los cuales nos preocupamos.
Francisco: - Un cuidado que es solo precario y engañoso, si me permite Sultán. ¿Conservarlo para que? ¿De que cosa? ¿Por cuánto tiempo? Si no estamos en paz con nuestro Dios y no se conoce la sabiduría del amor hacia el prójimo, a todo nuestro prójimo, no tendremos jamás la seguridad que viene solo del amor para los dos, Dios y el prójimo. Aprendí que la seguridad llega solo cuando yo NO tengo seguridad, cuando vivo al servicio de los otros, a través de aquello que los otros desean de mí.
Sultán: - ¡Hay algo profundo en este altruismo! ¿Cuándo  crecerá nuestra conciencia en la ternura  a tal punto que tomemos acciones para evitar la miseria humana, en lugar de  vengarla de nuestras conciencias?
Francesco:-  Al menos veo que tú y yo tenemos un objetivo común: ¡mantener a Dios fuera de esta horrible, combatiendo en el nombre del Omnipotente!.
Sultán:- ¿ Para qué glorificar nuestras batallas, diciendo que algunas son mandatos divinos?
Francesco:- Al menos ahora estamos hablando de una paz verdadera. . .
Sultán: - y de verdadera victoria.
Francesco: - ¿ Quién gana si nuestro Dios es derrotado?
Sultán:-  Y ¿Alá podrá afirmar una victoria cuando sus hijos e hijas son sacrificadas y están agonizando?
Francesco:- Vez, también tú tienes preguntas. Si solo nuestro mundo tuviera  el coraje de vivir estas preguntas.  Sé que usted reconoces a mi  Señor  y Maestro, como un gran profeta, y sé que sabe apreciar las santas palabras que nos ha dejado: a menos que no morimos a nosotros mismos para vivir  para Dios y a nuestro, a menos que una semilla no cae en tierra y muera, queda solo un grano de trigo, condenado a no dar fruto.
Sultán:-  Y si por el contrario muere ,realmente nace a una vida nueva.
Francisco: - Sí.
El amor no murió en la cruz, simplemente decidió no luchar, dio a luz a un amor sin fin. 
Sultán:- Un amor verdadero y eterno,  amor del Creador,  sosteniendo cada partícula preciosa de lo que el creador ha concebido.
Francisco: -  ¿Y lo creado no se puede resumir tal vez en una palabra? Una realidad: la PAZ, uno de los nombres de Dios.
Sultán: - ¡Exacto! Nuestro diálogo me ayuda a creer que la paz es posible.¡ Por esto sea alabado Alá!
Francisco: - Sí, hablar contigo me ha hecho conocer la bondad del Señor, que es el bien más grande de cuanto te puedas imaginar. Me gustaría hacer esas preguntas que abren horizontes  impensados  y permiten encuentros inesperados, como el haber conocido a una persona valiosa como tú.
Sultán:- Son pocos los hombres de los cuales puedo escuchar  estas palabras y confiar de su sinceridad.
Francisco: - Sultán, soy un hombre pobre. No tengo nada que ofrecerte sino es mi honestidad.
Sultán: - Entonces, te agradezco con toda humildad. Si no te hubiera dado permiso de llegar hasta a mí en este campamento, en esta noche, nunca habría comprendido  cómo precioso  es un cristiano.
Francisco:-  ¿ Quién sabe lo que podemos descubrir cuando nos dejamos explorar?.
Sultán:-  ¿Y qué cosa significa explorar si no emprendemos un viaje en el que todos podemos hacer cuando entramos en el misterio de Alá, siempre más de lo que creemos posible y siempre menos de lo que suponemos?
Francisco: -  Sí,  ¡hay un gran misterio y grandeza de nuestro buen Dios!. La alabanza surge espontánea en la boca de aquellos que reconocen la complejidad y la simplicidad de nuestro Dios.
Sultán:  - Que así sea, ¡juntos alabemos- y exploremos- a nuestro Dios Bueno y Misericordioso!.

Preguntas y Respuestas sobre nuestra presencia en Marruecos

Combien de frères y a-t-il et d'ou viennent-ils?

Au Maroc nous sommes une Custodie dépendent de Notre Ministre général  comme Project missionnaire de l’ordre qui remonte ses origines au début de notre fraternité. En ce moment nous sommes 18 frères d’Espagne, France, Italie, Pologne, Croatie, Philippines, Canada, États Unies, R. D . Du Congo, et nous attendons pour le future prochaine des autre frères qui ont senti leur vocation de vivre comme frères mineures parmi les musulmanes.   

Quelle est votre tâche principale concernant la pastorale de ce pays musulman ?

La réponse la plus simple et la plus appropriée nous a été fournie par Simon-Pierre – alias Jean-Paul II – lors de sa visite au Maroc, sur l’invitation du roi Hasan II en août 1985.

Au cours de cette visite, il s’est adressé aux « brebis » de Dieu, dans leurs bercails respectifs :

D’abord à ses hôtes – plusieurs milliers rassemblés autour du Commandeur des Croyants, au stade de Casablanca – leur exprimant ses chaleureuses salutations, sa reconnaissance pour l’accueil reçu, son encouragement solidaire à la fidélité à notre unique Dieu et Créateur à travers nos fois respectives dont l’essentiel nous est commun et le respect de ce qui nous distingue concernant particulièrement le mystère de Jésus de Nazareth qui est pour nous Seigneur et Sauveur.

 Aux autres ensuite - celles de son/notre propre ‘bercail’- moins nombreuses, dans l’homélie de l’Eucharistie, il a défini en une formule lapidaire notre identité et notre mission :

Soyez ici le corps vivant du Christ.

Mais écoutons-le :

A vous qui êtes la communauté d’Eglise présente dans ce pays, je désire demander de réfléchir sur ce qui est unique dans notre foi chrétienne. Qu’est-ce qui doit caractériser notre vie personnelle et notre vie d’Eglise ? « Avant la fête de la Pâque, sachant que l’heure était venue pour lui de passer de ce monde à son Père, Jésus, ayant aimé les siens qui étaient dans le monde, les aima jusqu’au bout » (Jn 13, 1). Ces paroles de l’évangéliste Jean nous suggèrent l’orientation essentielle de notre existence chrétienne. Prenant la suite du Christ, nous sommes appelés à « passer de ce monde au Père » et nous sommes appelés à aimer nos frères de tout notre être, à tout moment.


Soyez ici le corps vivant du Christ (…)

Qu’est-ce qui spécifie le témoignage que nous rendons à Jésus-Christ ? Saint-Paul nous dit : « Parmi les dons de Dieu, je vais vous indiquer une voie supérieure à toutes les autres ». (Cf. 2 Co 12, 31).  (…)

… si même nous donnions notre vie pour ce que nous croyons, mais si nous n’avons pas l’amour, notre présence ici n’est rien, notre témoignage reste vide. « Ce qui montrera à tous les hommes que vous êtes mes disciples, c’est l’amour que vous aurez les uns pour les autres. »  (…)

… Tous les autres dons et les autres talents que nous avons reçus ont leurs limites. Le temps viendra où apparaîtra leur fragilité. L’œuvre accomplie continuera, ou peut-être ne continuera pas. Mais ce qui reste toujours, c’est le témoignage d’amour que vous aurez pu donner au nom du Christ. L’Esprit de Dieu lui-même enracine au cœur de ceux avec qui vous vivez l’amour que vous leur portez dans les actes concrets de chaque jour, l’amour, qui vous anime en travaillant à toute œuvre humaine en ce pays.

 Concrètement, cela s’opère bien sûr dans toute la latitude de nos engagements, de nos rencontres, de nos partages, de notre prière, de … notre vie. Aujourd’hui la présence nombreuse d’étudiants, de résidents et de migrants de plusieurs pays subsahariens renforce le caractère africain de notre Eglise de plus en plus internationale.

·         St François était complètement missionnaire. Mais c'est exactement ça qui est interdit ici: on vous tolère comme catholiques, mais ne vous permet pas de « faire de la publicité »pour notre foi. Vous n'êtes pas autorisés de baptiser des musulmans qui veulent se convertir au catholicisme. N'est-ce pas un grand défi ?

 Des siècles plus tôt, dans le contexte violent des croisades, le Poverello – vir catholicus et totus apostolicus – en fidèle messager de Paix, proposait déjà à ses frères que l’Esprit enverrait vivre «  chez ceux qui croient autrement », deux modes de relation en fonction de « ce qui leur semble plaire à Dieu ».

 Une serait : - éviter toute dispute et contestation
                   - se soumettre, à cause de Dieu, à toute humaine créature
                   - confesser l’appartenance au Christ

L’autre : annoncer la Parole et inviter à devenir disciples.

 Baptiser ou non n’apparaît pas primordial à ses yeux. Aimer, oui. A la façon de son bien-aimé Seigneur : jusqu’au bout.

Jusqu’au don de sa vie. Les frères se souviendront…

 La question de la Loi perçue comme divine et de son application littérale a ensanglanté et continue d’ensanglanter bien des pages de notre histoire humaine. Dans le contexte de mondialisation qui est le nôtre aujourd’hui, de rencontre – ou - choc des cultures, civilisations, religions… juive, chrétienne, musulmane et autre, l’âme croyante se veut à l’écoute de l’Esprit de Celui qu’elle sait être le Miséricordieux, le meilleur des Guides. Invoquons sa lumière pour les législateurs et magistrats de notre temps.

·         La situation politique en Afrique du Nord est instable. Le roi du Maroc fait des efforts hésitants pour mettre des réformes en place. Est-ce qu'on se ressenti au quotidien de ce souci - et y a-t-il une chance que la situation pour les chrétiens s'améliore?
Situation politique instable ?  Ici comme ailleurs. Le ‘Printemps arabe’ a manifesté l’aspiration caractéristique des jeunes consciences aux valeurs, refoulées depuis des lustres, de dignité, de justice, de travail, de liberté. Ici comme ailleurs.

Le roi a saisi cette aspiration et proposé par référendum une nouvelle constitution ratifiée par la quasi unanimité. Lui-même en assume la mise en œuvre. L’hésitation n’est pas  forcément son seul fait. Il doit tenir compte des composantes de la société et de la mentalité globale.

Déjà des pas concrets ont été accomplis en matière de transparence, des droits de la famille, de la femme et des enfants, d’une ouverture à la démocratie… Le chemin est long.

 Minoritaire, la contestation – non-violente - reste mobilisée et sera garante du progrès de la nation, de chacun de ses membres  comme du respect de toutes les minorités - chrétiennes et autres - si elle est entendue, respectée, accueillie.

Selon l’invocation traditionnelle : « Dieu aide le roi ! ». Et chacun des citoyens.


·         Quelle est une des plus grandes difficultés pour les frères - et quelle est une des plus grandes joies

 Franchement, de ne pas aimer assez. Toutes les brebis. De tous les bercails. De ne pas nous réjouir vraiment de la réalité, comme elle vient. Des autres, tels qu’ils sont. ( cf lettre au ministre )

 Notre plus grande joie ? Réaliser qu’Il est déjà là. Qu’Il nous fait signe. Qu’Il nous attend.

·         Dans la plupart des régions allemandes, les musulmans ne sont qu'en minorité. Chez vous, c'est l'inverse. Par ton expérience, que conseillerais-tu aux Européens pour perdre leur peur du grand nombre des immigrants musulmans?

Se libérer de la peur ?

Un seul remède : la confiance. Encore la confiance. Toujours la confiance. A tort et à travers. En l’autre. En moi aussi. A cause de LUI, bien sûr.

« Confiance. C’est moi. N’ayez pas peur. »


Comme un certain frate Francesco à… Gubbio.




Custodia de Marruecos

Custodia de los Protomártires de la Orden en Marruecos

La presencia franciscana en Marruecos hunde sus raíces en el corazón y deseo de San Francisco que quiso venir a Marruecosy en la primera misión de los hermanos enviados a ser testigos de la Paz y el Bien del buen Padre Dios. Si Santa María de los Ángeles en Asís es el lugar de nuestro nacimiento como Orden, Marruecos es el lugar de nuestro bautismo con el testimonio de los protomártires de la Orden.

Desde entonces la presencia franciscana en Marruecos ha sido prácticamente continua. A lo largo de los siglos, los frailes acompañaron y asistieron a mercaderes, mercenarios y cautivos cristianos, poniéndose, según sus posibilidades, al servicio de la población. En 1630, la Santa Sede erige la Primera Prefectura apostólica de Marruecos confiada a la Orden de Hermanos Menores nombrando como Prefecto apostólico al Beato Juan de Prado. La figura del Padre Lerchundi, a fines del siglo XIX es particularmente significativa.

A principios del siglo XX, las circunstancias políticas ocasionaron la llegada de nuevos frailes españoles y franceses para la asistencia espiritual de las familias cristianas, sin olvidar, como sus predecesores, el servicio a los más necesitados. Entre estos hermanos podemos evocar la figura de Fr. Charles-André Poissonnier, muerto de tifus.

La presencia franciscana estructurada en distintas Custodias y fundaciones dependientes de tres provincias Europeas (Santiago y Granada de España, Tres Compañeros de Francia) da origen en 1991 a la Federación Franciscana en Marruecos.

Con la entrada del tercer milenio la presencia de frailes se internacionaliza como respuesta a la llamada del Ministro General siempre preocupado por el futuro de la presencia de la Orden en Marruecos.

Los días 22, 23 y 24 de marzo de 2010 los Hermanos Menores presentes en Marruecos tienen su último Capítulo de Federación y primero de la nueva Custodia, pues el 22 de marzo de 2010, el Ministro general erige la nueva Custodia de los Santos Protomártires de la Orden en Marruecos, dependiente del Ministro general, nombrando a Fr. Robert Mokry como primer custodio.

La presencia franciscana en Marruecos está compuesta por 20 hermanos, de 12 nacionalidades distintas, repartidos en 6 fraternidades que sirven a las pequeñas comunidades cristianas de Marruecos en las diócesis de de Tánger y Rabat, prestando especial atención a los más pobres a través de la promoción social y cultural de la gente del lugar.

Marruecos nos llama


Marruecos nos llama


A todos los Ministros y Custodios
A todos los hermanos de la Orden

Queridos hermanos: ¡El Señor os dé la paz!

Con la presente me dirijo a todos vosotros para presentaros la necesidad urgente de nuevos misioneros para la misión de Marruecos, Custodia dependiente directamente de mí, en cuanto Ministro General de la Orden.

La Custodia de Marruecos presta sus servicios pastorales en las dos diócesis de Marruecos: Rabat y Tánger que cuentan con un pequeño grupo de cristianos, todos ellos extranjeros, pero que, especialmente en la diócesis de Tánger, dependen mayoritariamente de nuestro servicio. Además de esta atención pastoral –en Rabat en francés y en Tánger en español-, los Hermanos llevan a cabo importantes obras “sociales” a través de las cuales se atienen a la población local musulmana, y atienden espiritualmente a muchas religiosas empeñadas en el servicio a la población marroquí.

En este momento la Custodia está formada por 16 hermanos de distintas nacionalidades. Es una fraternidad internacional y pluricultural. Algunos de ellos ya están avanzados en años. El número y la edad de los hermanos hacen que difícilmente podamos seguir con las presencias que tenemos, y que tengamos que ir pensando en reducir la atención pastoral a las pequeñas comunidades cristianas, y el servicio a la población local.

La misión en Marruecos es la primera misión de la Orden. Nacidos en Asís, hemos sido bautizados con el bautismo de sangre en Marruecos. Cerrar presencias en Marruecos, además de dejar sin asistencia espiritual a los pocos cristianos de aquellas Iglesias, sería renunciar a un “patrimonio” al que la Orden no puede renunciar si quiere ser fiel a la gracia de sus orígenes. Conscientes de ello, el Definitorio general ha declarado la misión de Marruecos, junto con la de Tierra Santa, como una prioridad para este sexenio.

Queridos Hermanos Ministros y Custodios, somos una Orden misionera. Nos lo recuerda la Regla, nos lo recuerdan las Constituciones Generales, nos lo ha recordado el último Capítulo general celebrado en el 2009. Hoy, “basándoos los pies”, os pido que acojáis con corazón generoso esta petición que os hago llegar confiando en vuestra generosidad: Dadme un hermano para seguir sembrando la semilla del evangelio, más con la vida que con la palabra, en Marruecos. Y cuando digo un hermano, os pido que no penséis en otra Provincia o Custodia, pues si todos hacen eso nunca llegará hermano alguno. Pensad en la vuestra. Sé que todos estáis necesitados, pero recordad que Marruecos necesita de hermanos dispuestos a entregar algún año de su vida a la primera misión de la Orden. Recordad que hay más alegría en dar que en recibir. Recordad, también, que si un hermano se siente llamado por el Espíritu para ir entre musulmanes, no podéis impedírselo, pues si así lo hicierais, de ello tendríais que dar cuenta al Señor (cf. 1R 16, 3-4).  Sed generosos y el Señor será generoso con vosotros. No lo dudéis: el Señor no falla. Espero vuestra respuesta generosa.

Esta carta va acompañada de otra del Custodio de Marruecos. Acoged ambas con la debida atención, en clima de discernimiento ante el Señor.

Con renovada esperanza en vuestra generosidad, aprovecho esta ocasión para saludaros fraternamente.

Vuestro Ministro y siervo

Roma, 4 de octubre de 2010, fiesta de san Francisco.

                                                                                              Fr. José Rodríguez Carballo, ofm
                                                                                              Ministro general OFM